20040914

Qué poco te queda, Woytila...

Estoy harto de que la doctrina que prediqué y que me costó la vida (vale, sólo la terrenal, pero el rato en la cruz no me lo quitó nadie) se haya tergiversado tanto y tan desastrosamente en beneficio de unos pocos, que son los que, irónicamente, me representan en la Tierra.
La religión que lleva mi nombre no es la que yo revisioné. Mi reino no es de este mundo, y tampoco debería pertenecer a los que obran en mi nombre. El amor no debe ni estratificarse, ni imponerse, ni legislarse, entre oropeles.
Woytila, morirás dentro de poco. Y no arderás en el Infierno, que es donde deberías estar. No, te unirás a nosotros en el Cielo, que para tí no será Paraíso.
Yo me ocuparé personalmente de tu castigo.